Ella parecía una chica fuerte, parecía que no tenía problemas, que nada podía hacer que perdiera las ganas de seguir. La gente decía que era de piedra, que nada perturbaba su corazón,pero, ¿y su mirada? ¿que decía su mirada?
Tenía los ojos cansados, parecían guerreros hartos de la guerra.
Ella en el fondo era una chica tímida que no sabía en quién confiar, no sabía a quién contarle que no podía más porque ya le habían traicionado antes.
Yo la conocía desde hace mucho tiempo y recuerdo que antes su mirada desprendía alegría, no necesitaba fingir porque era feliz de verdad.
Pero ahora, no le queda nada de eso, por mucho que intente aparentar que todo va como ella quiere que vaya, siente que se muere, siente que es invisible y que nadie se da cuenta de que necesita ayuda.
Así que deberíamos dejar de mirar las palabras y empezar a escuchar las miradas.
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