Eres alguien de confianza, te cuentan las cosas y sabes que vas a tener que vivir con eso toda la vida, vas a tener que escuchar los problemas de la gente y aunque tú estés mal, vas a tener que ayudarles porque confían en ti. Confían en que vas a ayudarles a buscar la salida y poco a poco vas a hacer que vuelvan a ser felices.
Lo que nadie se para a pensar es como pesan los secretos que llevas a la espalda, no saben lo que cuesta cargar con tus cosas y sus cosas.
A la vez estás contenta de que pongan en ti ese grado de confianza que ni siquiera tú tenías y sonríes, sonríes porque puedes hacer que alguien sonría y porque no importa lo que a ti te cueste mientras hagas que una persona vuelva a vivir.
Dicen que en la vida hay dos tipos de personas, los que lloran y los que venden pañuelos, pero se equivocan. ¿Los que regalan pañuelos no son personas? porque yo creo que sí, y de hecho creo que todo el mundo debería regalar su propio pañuelo y así recibir el de otra persona, yo creo, y pondría la mano en el fuego por ello, que el mundo sería un poco mejor si ayudásemos sin pedir nada a cambio, simplemente por generosidad, simplemente por quien se merece ser rescatado.
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